domingo, 25 de septiembre de 2016

Alas Abiertas en el Teatro Humberto Vidal


• En México la trata de personas es el segundo negocio ilícito más redituable para la delincuencia organizada

Con el objetivo de sensibilizar y concientizar a la población de Chimalhuacán sobre la trata de personas, el Consejo Municipal de la Mujer, ejecutó la puesta en escena de la obra Alas abiertas en el Teatro Humberto Vidal, misma que fue escrita por una víctima de este delito, Karla de la Cuesta.

Más de 300 jóvenes y adultos presenciaron la representación de las tres formas en las que los opresores atraen a sus víctimas: enamoramiento, chantaje y engañó. Además, para acompañar la dramatización, Karla de la Cuesta explicó la forma en que las víctimas pasan por este proceso sin notarlo.

"Muchas personas en este momento están siendo víctimas de trata de personas y no logran darse cuenta porque están enamoradas de sus opresores, o bien, les hacen creer que tienen una deuda interminable con ellos. El daño que los agresores les hacen no sólo es físico sino también psicológico, ya que saben jugar muy bien con su mente para manipularlas" mencionó De la Cuesta.

Indicó que en México la trata de personas es el segundo negocio ilícito más redituable para la delincuencia organizada con doce millones de víctimas documentadas, por debajo del narcotráfico y encima del contrabando de armas, según datos de la Comisión Nacional de Derechos Humanos (CNDH). Agregó que su práctica tiene por lo menos tres fines: tráfico de órganos, explotación sexual y esclavitud.

La productora mencionó que una de cada cien víctimas logra escapar de su opresor y expusó el caso de Honduri quien sufrió de esclavitud, agresión física y mental, privación de su libertad y engaño.

"Tengo 24 años y desde los 18 fui víctima de esclavitud. Mi agresora me dio el cariño que no encontré en mi casa y me trató como una hija, por lo que me fui a vivir con ella. Tres meses después empezó a pedirme que le ayudará en la casa, creí que era normal ya que me acogió, comencé a trabajar con ella en su negocio, planchando hasta que llegó un punto en el cual desarrugaba más de ocho kilos de ropa diarios.

“La situación comenzó a cambiar y me amarró una cadena en el cuello y en mi cintura sin poder respirar, me golpeaba incansablemente, incluso tenía que pedir permiso para ir al baño. Un día al regresar del sanitario ella no amarró bien la cadena y fue como logré escapar.

“Cuando recibí atención médica, contaron más de 600 cicatrices en el cuerpo. Mi agresora y su familia hoy en día están encerrados en el reclusorio y yo recuperé mi libertad. Ahora cuento mi historia para concientizar a las personas y evitar que caigan en manos de este tipo de delincuentes" señaló Honduri.

Finalmente, Karla de la Cuesta exhortó a los presentes a estar pendientes de sus hijos, familia y amigos para 

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